LA CIUDAD: HOMENAJES Y ÁNGELES

Una constante en la producción de María Juana Heras Velasco son los diversos homenajes que dedica a distintos artistas, escritores y músicos, en quienes encuentra una cercanía estética o de pensamiento.

En “Homenaje a Guariento” (1970) se detiene en el ciclo de ángeles del pintor italiano del 1300, Guariento di Arpo de Padua que posiblemente vio en su viaje a Europa en 1964. María Juana parte de esas figuras aladas, observa sus direcciones y formas estructurantes para arribar a una abstracción sintética en la que los nimbos se resuelven como círculos rojos plenos y las alas con planos blancos recorridos por líneas diagonales en abanico. Este repertorio formal estilizado es retomado en la serie de dibujos “Homenaje a Allen Ginsberg” (1979) o “El vuelo del ángel” (1979), en los que construye un campo visual complejo con las formas aladas planean entre las señales de la ciudad. Aquí la referencia se hace explícita con la transcripción de cuatro versos al pie del dibujo:

“(mi rock and roll es el movimiento de un ángel

 volando en la ciudad moderna)

(tu agitación Oscura es el movimiento

de un serafín que ha perdido las alas)”

(Ginsberg, A un viejo poeta en el Perú, 1960)

En “Homenaje a Piazzolla” o “La muerte del ángel” (1980-81), en clara alusión a la pieza musical del compositor de la serie del Ángel de 1962, vuelve a abordar a esta figura en múltiples ensayos y bocetos que derivarán en relieves con variaciones.

En todos los casos el ángel, sublimado en una abstracción dinámica y fluyente, construye su convicción imaginativa de la ciudad moderna.

En el ATHV se conservan estudios y bocetos que documentan estos procesos de abstracción.